





El deslizamiento , a la vez natural y furtivo, que este trabajo nos hace experimentar, desde el común relato de lo oscuro hacia otros estratos de la(s) realidades(s), hacia el sitio donde está esperando la otredad vertiginosa, sólo puede ser sentido y seguido por aquellos que estén dispuestos a renunciar a lo lineal, y , lejos de ensimismarse en lo insólito, deseen asumir que, si algo es indudable en esta propuesta, es la posibilidad de una nueva visión de los seres y de las cosas, otra posibilidad de vivir el espacio y la materia.
La existencia es celebrada, como diría Olga Orozco, en su desproporción y su desorden; provocada, con el insulto de trozos de desconcierto, de vida, de penumbra.
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